El libre cambio se entiende como una corriente opuesta al
proteccionismo, es decir, defiende la
eliminación de las trabas estatales al comercio, como los aranceles y las
cuotas. Su objetivo es la extensión del libre mercado nacional a las relaciones
entre países. Se argumenta que, al interconectar las economías a escala
mundial, todos los consumidores podrán comerciar con los productores más
eficientes independientemente de su procedencia.
Es importante distinguir librecambismo de capitalismo, que
es un sistema económico y social, y de mercado libre, que es aquel en el que
son exclusivamente la oferta y la demanda las que determinan el precio. Un país
puede ser capitalista y a la vez defender por libre cambio, pero puede también
ser capitalista y optar por el proteccionismo.
Ventajas
Las ventajas del libre cambio proceden del aumento de
alternativas para consumidores y productores, lo que permite que la oferta y la
demanda se ajusten de forma más efectiva.
La demanda potencial de todos los productores.También
permite que productores que no encuentran demanda suficiente dentro de sus
propias fronteras puedan desarrollar su negocio con clientes extranjeros.
Por parte de los consumidores, el libre cambio permite que
éstos se aprovechen de la división del trabajo y la especialización
internacionales.
Además, el librecambismo permite que los países puedan
aprovechar sus ventajas competitivas.
Desventajas
Las desventajas del libre cambio surgen principalmente en la
transición de un sistema proteccionista a uno más abierto. Los productores poco
eficientes enfrentan una competencia global mucho más intensa, por lo que se
pueden ver obligados a cerrar su negocio.
También existen desventajas políticas, sobre todo
cuando la competencia hace que sectores considerados estratégicos dejen de ser
viables en el territorio nacional.
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