El primer país en industrializarse fue Inglaterra, a comienzos de la década del 1750. Su despegue industrial obedeció a la demanda creciente de tejidos por parte de una población en aumento. Por eso, la industria textil resultó pionera. La lana, materia prima hasta entonces habitual para confeccionar la ropa, fue sustituida por el algodón impactado de la India y de Estados Unidos. Para aumentar la producción surgieron inventos que mecanizaron todas las etapas de la fabricación textil. Así. Las primeras máquinas, accionadas mediante energía hidráulica, fueron pronto sustituidas por telares mecánicos (Cartwright, 1785), impulsados gracias a la máquina de vapor.
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