También como crecimiento de la actividad empresarial, y de las ciudades en general, se produjo el desarrollo del ferrocarril, seguido más tarde del tranvía, el metro y el automóvil. Estamos hablando de una auténtica revolución de los transportes: todos permitieron la deslocalización de las empresas, pero también que los productos, tanto para su fabricación como para su venta, pudieran desplazarse a grandes distancias. En España por ejemplo el desarrollo del ferrocarril consiguió mejorar la integración del mercado, y estuvo muy relacionado con las inversiones de empresas extranjeras, así como la legislación que se aprobó durante el reinado de Isabel II.
No hay comentarios:
Publicar un comentario