Hacia 1887, los inventos
y perfeccionamientos de Gottlieb Daimler hicieron posible tener los motores de
combustión interna con gasolina que permitieron superar la relación peso del
artefacto/potencia motriz que hasta entonces hacía imposible el vuelo con
motor. En Ohio se produjo el que se considera como el primer
vuelo tripulado de un avión con motor (el Flyer): fue el 17 de diciembre de
1903 y el tripulante era Orville Wright, quien cubrió 37 metros a una velocidad
de 16 km/hora, volando a una altura de tres metros. A partir de ahí, los hermanos Wright y otros continuaron
con nuevos vuelos aumentando la altura, la velocidad y el alcance de los mismos
hasta que, en julio de 1909, Louis Bleriot sobrevoló el Canal de la Mancha,
entre Calais y Dover, cubriendo 38 kilómetros en 37 minutos, demostrando que
los vuelos tripulados eran una realidad y, como se comentó amplia mente en la prensa,
que Gran Bretaña dejaba de ser "una isla" a la que se podía invadir
por el aire.
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