El
acero inoxidable comenzó a tomar forma en el año de 1820
por los ingleses Stoddard y Farraday y el francés Pierre Berthier en 1821.
Estos científicos señalaron que las aleaciones de hierro-cromo demostraban ser
más resistentes a los ataques de ciertos ácidos, pero los intentos para
producir aleaciones de cromo superiores no tuvieron gran éxito debido a que los
científicos no habían entendido la importancia del bajo carbono.
En el año 1872 dos científicos ingleses, Woods y
Clark, registran la primera patente sobre lo que ahora se considera acero
inoxidable. Aunque, el verdadero desarrollo se da en 1875 del francés Brustlein
quien denota la gran importancia del bajo contenido de carbono para la
fabricación del acero inoxidable.
Hasta el año 1908 donde Brearley desarrollo y
experimento aleaciones de acero que contenían cromo hasta
que consiguió crear un acero con 12.8% de cromo y 0.24% de carbono,
argumentando que era la primera vez que se desarrollaba un acero inoxidable.
El
aluminio es un elemento químico abundante en la corteza
terrestre, pero no se encuentra en estado puro. Este metal se extrae de un
mineral llamado bauxita, a través de una serie de procesos. En la segunda
revolución industrial era un bien muy preciado hasta que en 1889 Karl Josef Bayer halla un procedimiento para
extraer alúmina a partir de la bauxita. Como consecuencia, los precios del
aluminio comienzan a bajar drásticamente y aparecen las primeras aplicaciones.
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