Durante la primera industrialización los capitales se distribuían en pequeñas empresas que competían en un mercado libre. Pero todo cambién durante la Segunda Revolución Industria, cuando se tendió a la concentración de esos capitales en pocas manos y a la fusión empresarial. Las compañías más poderosas absorbieron a las más débiles y controlaron las distintas ramas de la producción pretendiendo controlar el mercado en régimen de monopolio.
Dentro de las nuevas prácticas empresariales, destacaron tres fórmulas de concentración industrial:
· El cártel: consistía en un acuerdo entre dos o más empresas, que conservaban su autonomía financiera para fijar precios, cuotas de producción y repartirse el mercado.
· El trust: era la fusión de empresas para imponer los precios de venta y la producción. Algunos ejemplos de esta práctica fueron la creación de la Standard Oil Company, o la fábrica de automóviles Ford.
El holding: en este caso se trataba de una sociedad financiera que controlaba empresas pertenecientes a sectores productivos diversos mediante la adquisición de la mayoría de sus acciones en Bolsa.
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