En general, la II Revolución Industrial transformó la economía de las potencias europeas, mientras las innovaciones técnicas, las nuevas formas de organización del trabajo y el crecimiento de la banca permitieron el aumento de la producción y el comercio, así como una mejora ya citada en los transportes. Pero este auge europeo también tuvo otra consecuencia: la europeización del mundo. Europa se lanzó al dominio del resto del mundo, colonizando territorios en Asia y ÁFrica, y creando auténticos imperios coloniales. En muchas ocasiones, en medio de esa expansión, surgieron enfrentamientos entre estas potencias que obligaron a celebrar conferencias internacionales para solucionarlos. Son destacables el Congreso de Berlín en la década de 1880, pero también más adelante en el tiempo la Conferencia de Algeciras donde España consiguió el dominio legal de parte de lo que después sería el protectorado de Marruecos.
No hay comentarios:
Publicar un comentario